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Los drones revolucionarán la restauración ecológica de las explotaciones mineras a cielo abierto

La Generalitat y el CREAF han presentado este martes una nueva metodología que, mediante el uso de drones, debe revolucionar el seguimiento de la restauración ecológica de las explotaciones mineras a cielo abierto. El protocolo, presentado por la directora general de Calidad Ambiental y Cambio Climático, Mercè Rius, y el investigador del CREAF Vicenç Calabaza, permite hacer un seguimiento detallado tanto del proyecto de rehabilitación de la zona explotada, como el propio proceso de explotación.

Un proceso más ágil y barato

La legislación obliga a inspeccionar anualmente las tareas de restauración desarrolladas en cada actividad extractiva. El nuevo protocolo puede agilizar y abaratar mucho este proceso para que los drones pueden sobrevolar las minas rápidamente, obteniendo datos de calidad y objetivas. En este sentido, permiten obtener, por ejemplo, una topografía de muy alta precisión y evitar hacer el trabajo desde el suelo tal como se hace con los sistemas clásicos.

Además, gracias al uso de sensores y cámaras, pueden hacer más de una acción a la vez. Así pues, esta tecnología permite obtener imágenes aéreas de mucho detalle y construir mapas de cubiertas para ver cómo se regenera la vegetación de las zonas restauradas. De hecho, con la tecnología que se ha testado durante la elaboración del protocolo, se han podido construir imágenes donde se podían diferenciar, incluso, las especies de árboles que crecían cubriendo la zona recuperada. También son útiles para hacer un seguimiento del polvo que genera la explotación, que puede llegar a zonas de bosques o habitadas, o para controlar los episodios de erosión, que pueden dificultar la recuperación del terreno que se quiere recuperar.

Sólo en Cataluña hay más de 400 actividades extractivas activas, a las que hay que sumar otras unas 500 que están pendientes de restauración. En total hay una superficie autorizada para explotar o ya explotada de más de 11.000 hectáreas, de las cuales se calcula que un 43% ha sido devuelta a su estado natural anterior, que ha pasado por lo que se denomina un proceso de restauración ecológica

 

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